Pomos para rellenar con alimentos, ¿es posible?
Los envases plásticos se han vuelto omnipresentes en la vida de las personas en la actualidad, facilitando tanto el almacenamiento y la conservación como el transporte de una amplia variedad de productos, incluidos los alimentos. Los pomos, particularmente, son prácticos gracias a su flexibilidad y facilidad de uso. No obstante, suele aparecer la duda de si los mismos son seguros para estar en contacto con alimentos, especialmente si se piensa en el relleno. A continuación, buscaremos brindar una respuesta.
Materiales y procesos cuidados: las claves para la seguridad de los pomos
Para que un pomo plástico sea seguro a la hora de contener alimentos, uno de los puntos más importantes tiene que ver con el material con el que éste está formulado y sus propiedades específicas. La industria alimentaria ha adoptado determinados tipos de plásticos por sus atributos, garantizando que no haya riesgos para el consumo humano del contenido. Algunos de los materiales más empleados y reconocidos son el PET, el HDPE y el PP. Los motivos de ello son:
Están libres de sustancias tóxicas y no liberan compuestos peligrosos como los ftalatos y el bisfenol A bajo condiciones normales de uso, lo cual incluye el almacenamiento prolongado y la exposición a diversas temperaturas. La ausencia de estos químicos permite prevenir la contaminación de los alimentos y proteger la salud de las personas.
Son plásticos que no interactúan químicamente con los alimentos que contienen, lo cual es importante para mantener la integridad de los mismos, incluso en aquellos alimentos que son ácidos, alcohólicos o grasos.
Preservan el olor y el sabor, lo cual es vital para mantener la calidad de los productos, especialmente en los alimentos frescos o preparados.
¿Por qué es importante la certificación?
Por otra parte, el uso de pomos plásticos que no cumplen con los estándares de seguridad adecuados puede traer consigo grandes riesgos para la salud y el bienestar de las personas. Algunos plásticos de baja calidad pueden liberar sustancias químicas peligrosas y reaccionar con determinados alimentos, especialmente si se almacenan por períodos prolongados de tiempo o si se someten a altas temperaturas. Los riesgos asociados a ello son:
Contaminación química: determinadas sustancias, como el BPA y los ftalatos, pueden migrar a los alimentos, teniendo efectos negativos para la salud humana como problemas reproductivos y desórdenes endocrinos, entre otros.
Degradación del material: si los plásticos son de baja calidad, éstos pueden descomponerse, generando partículas plásticas que contaminen los alimentos e introduzcan microplásticos en la dieta de las personas.
Para evitar los riesgos mencionados es fundamental optar por pomos plásticos que cuenten con las certificaciones y normas de seguridad correspondientes, a fin de asegurarse de que los materiales empleados sean aptos para el contacto con alimentos y que el proceso de fabricación cumpla con estándares rigurosos. De esa manera, se puede afirmar que, siguiendo los protocolos adecuados, los pomos plásticos sí pueden efectivamente ser seguros para contener alimentos, tanto para un primer uso como para considerar la posibilidad de rellenarlos de forma segura.